1. Valoración inicial del entorno del paciente:
Verificar condiciones básicas de seguridad, higiene y adecuación del espacio para la atención.
2. Administración de medicamentos según indicación médica:
Incluye vía oral, tópica, intramuscular o subcutánea, siempre bajo prescripción.
3. Toma de signos vitales y registro de evolución:
Controlar y documentar presión arterial, frecuencia cardíaca, temperatura, respiración, entre otros.
4. Higiene y confort del paciente:
Aseo personal completo, baño en cama, cambio de ropa, cuidado de piel, cambio de sábanas, etc.
5. Cambio y manejo de sondas, catéteres y dispositivos médicos:
(si está dentro de sus competencias y formación).
6. Curaciones básicas y cuidado de heridas:
Supervisar el proceso de cicatrización y detectar signos de alarma.
7. Movilización y cambios de posición:
Prevención de úlceras por presión y ayuda en traslados seguros.
8. Asistencia en la alimentación:
Preparar o administrar alimentos (según indicaciones nutricionales), vigilancia durante la ingesta.
9. Apoyo emocional al paciente y su familia:
Escucha activa, contención emocional, promoción del buen trato y dignidad.
10. Educación básica al cuidador o familia:
Enseñar cómo continuar con cuidados generales entre visitas profesionales.
11. Notificación de cambios o signos de alarma al equipo médico o coordinador de atención.
12. Cumplimiento de protocolos de bioseguridad y normas institucionales